Blog de Colombia

Las frutas del trópico, con su producción y abastecimiento durante todo el año, abren un mundo de posibilidades para ampliar los cultivos y aumentar las exportaciones (Blancke, 2016). Sin embargo, falta mucho para su correcto cultivo y para entender sus requerimientos agroclimáticos (Fischer et al., 2016). Por ello, el desarrollo de los cultivos frutales andinos se ve como una contribución esencial y saludable al consumo alimentario mundial (Viera et al., 2019).

Muchos de estos frutos «exóticos» son catalogados como importantes alimentos funcionales (Moreno et al., 2014; Campos et al., 2018), no solo en sus países de origen, sino también para las poblaciones de regiones de mayor latitud (Ramadán, 2011), lo que se traduce en una excelente oportunidad de exportación para muchos países andinos, cuyo volumen ha ido en aumento desde principios de este siglo (Moreno-Miranda et al., 2019).

Los estudios de ecofisiología examinan los efectos ambientales en la fisiología de las plantas (Fischer et al., 2016), describiendo los mecanismos fisiológicos que interactúan con los factores ambientales físicos y bióticos durante el crecimiento y desarrollo de las plantas (Lambers et al., 2008). Esta información es de suma importancia para lograr la máxima producción y calidad en las explotaciones, lo cual sólo es posible cuando las condiciones ambientales se acercan a las óptimas para una especie con el fin de beneficiar su potencial genético (Pérez y Melgarejo, 2015). Los estudios sobre fisiología ambiental han sido ampliamente utilizados para mejorar el manejo de las especies o para reconocer las diferencias entre distintas variedades (Restrepo-Díaz et al., 2010).

Página web de Colombia

El proyecto de Integración de la Ganadería Sostenible, en su décimo año, ha ayudado a 4.100 explotaciones familiares de cinco zonas distintas de Colombia a adoptar técnicas de «silvopastoreo» que combinan árboles (silvo) con pastos, en una combinación beneficiosa para los ganaderos, sus vacas y el medio ambiente en general. Foto: Flore de Preneuf/Banco Mundial.

Cuando Ana Hernández Díaz recibió una parcela en la provincia de Atlántico, en la costa norte de Colombia, parecía un campo de fútbol estéril. Pero fue un primer paso hacia la estabilidad de su desestructurada familia. Ahora, a la sombra de los árboles, rodeada de pastos verdes, mariposas y pájaros cantores, es posible imaginar la renovación e incluso el crecimiento.

Como muchos otros colombianos, Ana fue desplazada por la violencia extrema. Dos de sus hijos -de 18 y 19 años- fueron asesinados con pocos días de diferencia en 1997 por pistoleros no identificados. «No pude comer nada en absoluto durante ocho días. Yo también quería morir», recuerda. Su familia se vio obligada a abandonar Guacamayal, un pueblo situado en una zona de plantaciones de plátanos en la provincia de Magdalena, y se trasladó a la gran ciudad de Barranquilla. Para ganarse la vida, preparaba empanadas y bocadillos de yuca frita que sus hijos vendían en las calles.    Pero no se sentía segura.    «Me angustiaba cada vez que veía un coche blanco con los cristales tintados», dice.    Ana acabó conectando con un grupo de desplazados que pidió ayuda al gobierno y aterrizó aquí -una franja de tierra en una zona tropical seca- en 2006.

Sitio web de Bogotá, Colombia

Ángela habla por teléfono móvil mientras su padre Guillermo prepara la leche fresca para su transporte. Crédito de la foto: Flore de Preneuf/ Banco MundialLa falta de productores de ganado es un problema social que Colombia no puede permitirse: El sector proporciona el 28% del empleo rural y el sustento de 514.000 hogares. «Aunque sólo el 1% de los productores ganaderos utilizan actualmente técnicas silvopastoriles, existe un sólido argumento comercial para ampliar el sistema con el fin de aumentar la productividad del ganado y, al mismo tiempo, reparar el tejido social de Colombia y restaurar la tierra», afirma Luz Berania Dias Rios, actual jefa del equipo de trabajo del proyecto.De vuelta a la llanura costera del Atlántico, el hijo de Ana, Juan-Carlos Hernández, de 28 años, se muestra esperanzado. Aunque abandonó la escuela secundaria a falta de dos años para obtener un diploma, Juan-Carlos ha recibido formación del equipo de extensión del proyecto y quiere aprender más.    Sueña con aumentar gradualmente el número de vacas en cinco hectáreas de silvopastos y convertir una hectárea en árboles frutales. «Quiero mantener esto como una granja familiar para mis hijos», dice. La granja se llama «Si nos dejan», señala. «Si nos dejan vivir… Si nos dejan trabajar… Es un símbolo de nuestra esperanza de paz».

Folleto de Colombia

El presente estudio tuvo como objetivo revisar los avances en la producción de frutas de clima templado para determinar futuras direcciones de investigación que mejoren la producción en los trópicos. Las frutas templadas ya no sólo se producen en regiones caracterizadas por un periodo invernal frío. Estas frutas también se producen en las regiones subtropicales y tropicales caracterizadas por un invierno suave o incluso por la ausencia de condiciones de frío que a menudo requiere el árbol para romper la latencia. Actualmente, la producción de frutas templadas es posible en ciertas regiones de América del Sur, África y Asia que están cerca del Ecuador. Sin embargo, la producción de frutas de árboles templados en regiones tropicales requiere técnicas modificadas para superar la latencia y permitir una floración, un crecimiento y una productividad adecuados. Los principales enfoques adoptados son el desarrollo de cultivares con bajo requerimiento de frío, la inducción química de la brotación, la interrupción del riego durante el periodo invernal, la defoliación, la densificación del huerto y la doble poda. La mejora genética se ha convertido en una herramienta clave para el avance de la fruticultura de clima templado en los trópicos, especialmente con el desarrollo de cultivares de bajo requerimiento de frío.

Por Nerea Pico

Bienvenid@, soy Nerea Pico. Te invito a leer mi blog, soy una apasionada de la naturaleza.