Energía renovable y no renovable

Los recursos no renovables son recursos que tienen un suministro limitado. Estos recursos no pueden ser sustituidos por medios naturales a un ritmo que satisfaga su consumo. Muchos combustibles fósiles, como el petróleo, son recursos no renovables. En otras palabras, si la gente sigue utilizándolos, acabarán por agotarse. Aprende más sobre estos recursos a través de ejemplos de recursos no renovables.

Los principales recursos no renovables son el petróleo, el gas natural, el carbón y la energía nuclear. En muchos ejemplos de recursos no renovables, el suministro proviene de la propia Tierra. Sin embargo, como suelen tardar millones de años en desarrollarse, los recursos son finitos. Veamos los dos tipos de energía no renovable con más detalle.

El recurso no renovable más conocido son los combustibles fósiles. Estos se derivan de la materia orgánica atrapada entre las capas de sedimentos dentro de la Tierra durante millones de años. La materia orgánica, normalmente plantas, se ha descompuesto y comprimido con el tiempo, dejando lo que se conoce como depósitos de combustibles fósiles.

Recursos finitos

Los recursos energéticos no renovables están disponibles en cantidades limitadas, normalmente porque tardan mucho en reponerse. La ventaja de estos recursos no renovables es que las centrales eléctricas que los utilizan son capaces de producir más energía bajo demanda. Los recursos energéticos no renovables son:

Por ejemplo, el sol sale cada día, pero su capacidad de generar energía es limitada cuando está nublado. Otra desventaja es que los operadores de las centrales eléctricas no pueden aumentar la producción de energía renovable cuando la gente consume más energía, como por ejemplo en un día caluroso en el que mucha gente pone en marcha el aire acondicionado al mismo tiempo.

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Estados como California intentan resolver este problema utilizando el almacenamiento de energía, como las grandes baterías, para recoger la electricidad de las fuentes renovables cuando la demanda es baja y utilizarla más tarde cuando la demanda aumenta.

Cuando el carbón, el gas natural y el petróleo se queman para producir energía, emiten gases que atrapan el calor, como el dióxido de carbono. Este proceso de captura de calor es lo que impulsa el cambio climático, y el hecho de no abordar este problema es lo que está catalizando la actual crisis climática.

Fuentes de energía no renovables

Si queremos cumplir con el Acuerdo de París y evitar que la temperatura global aumente más de 2°C este siglo, es imprescindible que el 60 % del petróleo aún disponible, así como el 90 % del carbón, permanezcan sin utilizar bajo tierra. Así se desprende de un reciente estudio publicado en Nature, que nos anima a dejar de utilizar las energías no renovables para salvarnos de un desastre climático. Los peligros de estas fuentes de energía van mucho más allá del calentamiento global. Te contamos más sobre los impactos ambientales de las energías no renovables.

Empecemos por un hecho significativo: en un solo año, los seres humanos consumen lo que la naturaleza ha tardado millones de años en producir. Es el caso de los combustibles fósiles, por ejemplo. Tardan miles o millones de años en formarse, y en unas pocas décadas habremos agotado todas las reservas de estas fuentes de energía.

El carbón, el petróleo y el gas natural se conocen como fuentes de energía no renovables porque existen en cantidades limitadas en la naturaleza. En otras palabras, se generan a partir de recursos finitos o tardan muchísimo tiempo en regenerarse.

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Definición de recursos no renovables

La mayoría de las fuentes de energía no renovables son los combustibles fósiles: carbón, petróleo y gas natural. El carbono es el elemento principal de los combustibles fósiles. Por esta razón, el período de tiempo en el que se formaron los combustibles fósiles (hace unos 360-300 millones de años) se denomina Período Carbonífero.

En estos antiguos humedales crecían plantas, algas y plancton. Absorbían la luz solar y creaban energía mediante la fotosíntesis. Cuando morían, los organismos iban a parar al fondo del mar o del lago. La energía se almacenaba en las plantas y los animales cuando morían.

Con el tiempo, las plantas muertas fueron aplastadas bajo el lecho marino. Las rocas y otros sedimentos se amontonaron sobre ellas, creando un calor y una presión elevados en el subsuelo. En este entorno, los restos vegetales y animales acabaron convirtiéndose en combustibles fósiles (carbón, gas natural y petróleo). Hoy en día, existen enormes bolsas subterráneas (llamadas yacimientos) de estas fuentes de energía no renovables en todo el mundo.

Sin embargo, la quema de combustibles fósiles es perjudicial para el medio ambiente. Cuando el carbón y el petróleo se queman, liberan partículas que pueden contaminar el aire, el agua y la tierra. Algunas de estas partículas se capturan y se apartan, pero muchas de ellas se liberan en el aire.

Por Nerea Pico

Bienvenid@, soy Nerea Pico. Te invito a leer mi blog, soy una apasionada de la naturaleza.