Por qué disminuye la biodiversidad
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Lograr la “No Pérdida Neta” de biodiversidad para 2030, trabajando para garantizar que las nuevas instalaciones tengan un impacto neto positivo en la biodiversidad, siempre que sea posible. Todos nuestros proyectos incluyen un minucioso plan medioambiental para minimizar el impacto en la flora y la fauna.
La biodiversidad -también conocida como diversidad biológica- se refiere a la enorme variedad de seres vivos que habitan nuestro planeta. También incluye los distintos ecosistemas terrestres y submarinos, y las interacciones que se producen entre las distintas especies.
Desempeña un papel crucial en la composición y el funcionamiento de cada ecosistema y sus ciclos: el ciclo del agua, la cadena alimentaria, el ciclo del suelo. Además, el mantenimiento de un buen equilibrio biológico contribuye a estabilizar el clima y a reducir la contaminación. Para nosotros, los humanos, garantiza la obtención de alimentos, el acceso a las materias primas y el agua limpia. Evita que suframos catástrofes naturales y también proporciona seguridad energética.
También fomenta la conservación de hábitats y especies, como la labor de protección de los gatos salvajes en los manglares mexicanos, y contribuye a la investigación que permitirá conocer y gestionar mejor los bienes naturales. Ejemplos de ello son el Proyecto Valores ES en colaboración con la Universidad de Salamanca y el Grupo de Trabajo de Energía y Capital Natural de la Factoría de Capital Natural. También cabe mencionar el proyecto de aplicación de la metodología del Instituto Life que se está llevando a cabo en las instalaciones hidroeléctricas de Brasil, que evaluará el rendimiento de las iniciativas de protección y conservación de la biodiversidad.
¿Por qué es importante la biodiversidad?
¿Qué podemos hacer como individuos para ayudar a frenar la pérdida de biodiversidad? Dado que el consumo de recursos es una de las causas principales de la pérdida de biodiversidad, podemos consumir menos y ser más conscientes de lo que consumimos. Tenemos que aprovechar nuestro poder adquisitivo para ayudar a proteger la biodiversidad consumiendo productos que no dañen el medio ambiente. Las ecoetiquetas permiten a los consumidores determinar qué productos son ecológicos, seguros y ambientalmente sostenibles. Pero como han surgido tantas ecoetiquetas -en 2010 había 400 certificaciones de sostenibilidad diferentes en todo el mundo-, pueden resultar confusas. He aquí algunas de las ecoetiquetas más fiables y respetadas que hay que buscar.
USDA Organic – El sello USDA Organic, otorgado por el Departamento de Agricultura de EE.UU., certifica que los productos crudos, frescos y procesados son 100 por ciento orgánicos o “orgánicos” (que contienen 95 por ciento de ingredientes producidos orgánicamente). Los cultivos ecológicos deben ser criados sin pesticidas convencionales, fertilizantes a base de petróleo o lodos de depuradora. Los animales deben alimentarse con piensos ecológicos, tener acceso al aire libre y no pueden recibir antibióticos ni hormonas de crecimiento. La ingeniería genética está prohibida. En general, todas las sustancias naturales (no sintéticas) están permitidas en la producción ecológica y todas las sustancias sintéticas están prohibidas. Los productos de cuidado personal y cosméticos también pueden ser etiquetados como ecológicos si cumplen los criterios del USDA/Programa Nacional Ecológico.
Amenazas a la biodiversidad
La diversidad biológica, o biodiversidad, es el término científico que designa la variedad de la vida en la Tierra. Se refiere no sólo a las especies, sino también a los ecosistemas y a las diferencias de genes dentro de una misma especie. En todo el planeta, las especies conviven y dependen unas de otras. Todos los seres vivos, incluido el hombre, participan en estas complejas redes de relaciones interdependientes, que se denominan ecosistemas.
Los ecosistemas sanos limpian el agua, purifican el aire, mantienen el suelo, regulan el clima, reciclan los nutrientes y nos proporcionan alimentos. Proporcionan materias primas y recursos para medicinas y otros fines. Están en la base de toda la civilización y sostienen nuestras economías. Es así de sencillo: no podríamos vivir sin estos “servicios ecosistémicos”. Son lo que llamamos nuestro capital natural.
La biodiversidad es el indicador clave de la salud de un ecosistema. Una gran variedad de especies soportará mejor las amenazas que un número limitado de ellas en grandes poblaciones. Incluso si algunas especies se ven afectadas por la contaminación, el cambio climático o las actividades humanas, el ecosistema en su conjunto puede adaptarse y sobrevivir. Pero la extinción de una especie puede tener repercusiones imprevistas, que a veces se traducen en la destrucción de ecosistemas enteros.
Consecuencias de la pérdida de biodiversidad
¿Está seguro de que sabe cómo proteger el medio ambiente? Muchos creemos que llevamos una vida respetuosa con la naturaleza, pero nuestros hábitos de consumo nos delatan. Muchos pequeños hábitos que parecen sostenibles son en realidad contaminantes. Te mostramos los cinco errores más perjudiciales para la salud de nuestro planeta.
Si en 2050 hay 9.600 millones de habitantes en la Tierra, como prevé la Organización de las Naciones Unidas (ONU), necesitaremos casi tres planetas de recursos naturales para poder abastecer nuestras necesidades y vivir como lo hacemos ahora. Pero sólo hay una Tierra y, por tanto, todo lo que hagamos por ella, por pequeño que sea, tiene una gran importancia.
Estos alimentos son esenciales para nuestra dieta, aunque no son muy saludables para el entorno natural. En un informe de 2018, Greenpeace alertaba de que el 14,5% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) provienen de la ganadería industrial. La industria cárnica, por ejemplo, afecta negativamente al uso de la tierra, ya que entre el 75 y el 80% de las tierras agrícolas del mundo se utilizan para la ganadería. Pero si esta misma tierra se utilizara para el cultivo de verduras, podría haber comida para 4.000 millones de personas más.