Desarrollo del ecosistema

Información complementariaInformación complementaria y figura complementaria 1Derechos y permisosImpresiones y permisosAcerca de este artículoCite este artículoDakos, V., Matthews, B., Hendry, A.P. et al. Ecosystem tipping points in an evolving world.

Nat Ecol Evol 3, 355-362 (2019). https://doi.org/10.1038/s41559-019-0797-2Download citaCompartir este artículoCualquier persona con la que compartas el siguiente enlace podrá leer este contenido:Obtener enlace compartibleLo sentimos, actualmente no está disponible un enlace compartible para este artículo.Copiar al portapapeles

¿Son los ecosistemas capaces de evolucionar?

La evolución es un proceso fundamental de los ecosistemas. El estudio de la variación genómica de los organismos no sólo puede mejorar nuestra comprensión de los procesos evolutivos, sino también de la dinámica contemporánea y futura de los ecosistemas. Sostenemos que la investigación integradora entre los campos de la genómica y la ecología de los ecosistemas podría generar nuevos conocimientos. En concreto, los estudios sobre la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas, el rescate evolutivo y la dinámica eco-evolutiva podrían beneficiarse de la información sobre la variación en la estructura del genoma y la arquitectura genética de los rasgos, mientras que los estudios genómicos podrían beneficiarse de la información sobre el contexto ecológico de la dinámica evolutiva. Proponemos nuevas formas de ayudar a vincular la investigación sobre la diversidad genómica funcional con las interacciones (recíprocas) entre la evolución fenotípica y el cambio del ecosistema. A pesar de los numerosos retos, prevemos que la gran cantidad de datos genómicos que se están recopilando sobre las poblaciones naturales mejorará nuestra comprensión de los ecosistemas.

  Reciclaje de la materia en los ecosistemas

¿Podrían los humanos ser funcionales a los ecosistemas artificiales tal y como evolucionaron de forma natural?

El Programa de Evolución de los Ecosistemas Terrestres fue creado por un grupo de paleontólogos que estudian la paleoecología evolutiva de los ecosistemas terrestres. Comparten la convicción de que los patrones de cambio evolutivo a largo plazo no pueden entenderse plenamente sin el conocimiento de los cambios en la ecología a lo largo de periodos de tiempo geológicos y la comprensión de la interacción entre los procesos ecológicos y evolutivos. Este interés no sólo radica en cómo ha cambiado el medio ambiente, sino en cómo han cambiado los propios ecosistemas y cómo ha ocurrido la evolución en el contexto ecológico durante los últimos 400 millones de años. El Programa ETE está afiliado a los Departamentos de Paleobiología y Antropología (Programa de Orígenes Humanos) del Museo Nacional de Historia Natural, Institución Smithsoniana, Washington, DC.

Cómo se mantiene el equilibrio en un ecosistema

Los ecosistemas de aprendizaje son infraestructuras sociales formadas por diversos actores que comparten un propósito y colaboran para diseñar y aplicar conjuntamente respuestas innovadoras a los retos sociales y educativos existentes. Los ecosistemas de aprendizaje proporcionan una nueva comprensión de la educación desde una perspectiva ecosistémica de los actores y sus relaciones; desafían los límites organizativos tradicionales al tiempo que proporcionan un enfoque basado en el lugar en las escuelas locales, los barrios, las ciudades o las redes transnacionales; se basan en la colaboración sistémica e intersectorial; y persiguen un impacto sistémico (Díaz-Gibson et al., 2020). Así pues, una de las cuestiones más relevantes en el ámbito educativo mundial es cómo se pueden apoyar, cultivar y tejer intencionadamente ecosistemas de aprendizaje, y cómo estos ecosistemas basados en el lugar crecen y evolucionan con el tiempo.

  Alteración de los ecosistemas

Una forma natural de abordar y comprender mejor el proceso de desarrollo y crecimiento de los ecosistemas de aprendizaje es indagar en cómo cambian y evolucionan los ecosistemas biológicos. La ciencia nos muestra que es la colaboración entre organismos y especies, y no la lucha por la supervivencia, lo que permite que los ecosistemas evolucionen y que las especies florezcan de verdad. Como defendía Darwin, si los humanos somos la especie más avanzada es porque tenemos los medios más avanzados para colaborar, y nuestras comunidades cuidan de los más vulnerables, los enfermos, los ancianos y los empobrecidos. Así, la colaboración es en realidad un motor natural y social para la supervivencia de las especies y para que las comunidades prosperen.

Por Nerea Pico

Bienvenid@, soy Nerea Pico. Te invito a leer mi blog, soy una apasionada de la naturaleza.