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El equilibrio de la naturaleza (también conocido como equilibrio ecológico) es una teoría que propone que los sistemas ecológicos suelen estar en un equilibrio estable u homeostasis, es decir, que un pequeño cambio (el tamaño de una determinada población, por ejemplo) será corregido por alguna retroalimentación negativa que devolverá el parámetro a su «punto de equilibrio» original con el resto del sistema. El equilibrio se describe a veces como fácilmente perturbado y delicado, mientras que otras veces se describe a la inversa, como lo suficientemente poderoso como para corregir cualquier desequilibrio por sí mismo[1] El concepto se ha descrito como «normativo», así como teleológico, ya que hace una afirmación sobre cómo debe ser la naturaleza: la naturaleza está equilibrada porque «se supone que debe estar equilibrada»[2].
La teoría se ha empleado para describir cómo las poblaciones dependen unas de otras, por ejemplo en los sistemas depredador-presa, o las relaciones entre los herbívoros y su fuente de alimento[3]. También se aplica a veces a la relación entre el ecosistema de la Tierra, la composición de la atmósfera y el clima del mundo[4].
Cómo prevenir el desequilibrio ecológico
El término «ecosistema» fue utilizado por primera vez por A. G. Tansley en 1935. Tansley definió el ecosistema como «una categoría particular de sistemas físicos, formada por organismos y componentes inorgánicos en un equilibrio relativamente estable, abierto y de diversos tamaños y tipos».
En ecología, la estabilidad del ecosistema se define como la capacidad de un ecosistema de mantener su estructura (por ejemplo, el paisaje, la diversidad de especies, etc.) y su función (por ejemplo, el ciclo de los nutrientes y el agua, la producción de biomasa, etc.) durante un largo periodo de tiempo a pesar de las perturbaciones.
Ejemplos de desequilibrio ecológico
Skip to main content22 de febrero de 2022EcosistemaPor Sonja Langford vía Unsplash.comEl ecosistema es el entorno en el que los seres bióticos/vivos viven e interactúan con los seres no vivos/factores abióticos, como los arrecifes de coral, los bosques, las praderas, las granjas, etc. En 1935, la palabra «ecosistema» fue inventada por el ecologista británico Sir Arthur George Tansley, quien describió el sistema natural en «constante intercambio» entre sus partes bióticas y abióticas. La ecología es una rama de la ciencia que fue desarrollada por los científicos para facilitar el estudio de la relación entre los seres bióticos y su entorno físico, que son los factores abióticos, y el ecosistema es parte del concepto de ecología en una visión organizada de la naturaleza. Esta zona llega a unos 10 km dentro de la atmósfera y hasta el fondo del océano. En términos más sencillos, la biosfera es la superficie de la jerarquía de la tierra donde el entorno y los organismos vivos prosperan. Contiene varias categorías de comunidades bióticas conocidas como biomas que se describen por su vegetación dominante, como los desiertos, la selva tropical y las praderas. Los biomas se componen a su vez de varios ecosistemas. El ecosistema tiene procesos que mantienen el equilibrio ecológico:
Ensayo sobre el desequilibrio ecológico
La disponibilidad de carbono por el aumento de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera y de nitrógeno por las diversas aportaciones de los seres humanos a los ecosistemas está aumentando continuamente; sin embargo, estos aumentos no van acompañados de un aumento similar de las aportaciones de fósforo. El inexorable cambio en la estequiometría del carbono y el nitrógeno en relación con el fósforo no tiene equivalente en la historia de la Tierra. En este artículo se exponen las profundas y aún inciertas consecuencias de la huella humana en el ciclo del fósforo y en la estequiometría nitrógeno-fósforo para la estructura, el funcionamiento y la diversidad de los organismos y ecosistemas terrestres y acuáticos. Se utiliza un enfoque de balance de masas para mostrar que es probable que la disponibilidad limitada de fósforo y nitrógeno reduzca conjuntamente el futuro almacenamiento de carbono por parte de los ecosistemas naturales durante este siglo. Además, si los fertilizantes de fósforo no son cada vez más accesibles, las proyecciones de rendimiento de los cultivos de la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio implican un aumento del déficit de nutrientes en las regiones en desarrollo.