Diferentes ecosistemas
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El término lótico proviene del latín lotus que significa lavado. Se trata de masas de agua corrientes como arroyos y ríos. Los ecosistemas lóticos o fluidos son los canales de los ríos y otros entornos acuáticos relacionados con arroyos, riachuelos, manantiales o riachuelos. Varían en tamaño y forma. Incluyen desde pequeñas cascadas hasta diversas masas de agua fluvial de gran tamaño. Este ecosistema contiene dos zonas principales como son las pozas y los rápidos. En este caso, las pozas son las masas de agua más profundas donde las corrientes son más lentas, mientras que los rápidos son las zonas donde el agua es rápida con un fondo claro. Además, en este ecosistema hay una diferencia entre los factores abióticos y bióticos.
(3) La temperatura del agua que fluye desde el agua estancada es más alta. Además, la característica específica del ecosistema de aguas lóticas es su velocidad o tasa de flujo de agua. La cantidad de agua que pasa a través de una unidad particular se llama tasa de flujo de agua. Se expresa como metro3/segundo de agua o acre-pie/segundo de agua (un acre-pie de agua es igual a la cantidad de agua por volumen de acre y un pie de profundidad). Esta velocidad del agua aumenta rápidamente en el tramo inferior del río, donde el río afluente se une a su río principal.
Ecosistema acuático
Los ecosistemas de agua dulce han sufrido importantes transformaciones a lo largo del tiempo, lo que ha repercutido en las distintas características de los ecosistemas[4] Los primeros intentos de comprender y vigilar los ecosistemas de agua dulce se vieron impulsados por las amenazas a la salud humana (por ejemplo, los brotes de cólera debidos a la contaminación de las aguas residuales)[5] Los primeros controles se centraron en los indicadores químicos, luego en las bacterias y, por último, en las algas, los hongos y los protozoos. Un nuevo tipo de seguimiento consiste en cuantificar distintos grupos de organismos (macroinvertebrados, macrófitos y peces) y medir las condiciones de los arroyos asociadas a ellos[6]. Las amenazas a la biodiversidad de agua dulce incluyen la sobreexplotación, la contaminación del agua, la modificación de los caudales, la destrucción o degradación del hábitat y la invasión de especies exóticas[7].
Existen tres tipos básicos de ecosistemas de agua dulce: Lénticos (agua de movimiento lento, incluyendo charcas, estanques y lagos), lóticos (agua de movimiento más rápido, por ejemplo, arroyos y ríos) y humedales (zonas en las que el suelo está saturado o inundado durante al menos una parte del tiempo).
Diferencias entre los ecosistemas lénticos y lóticos
Los ecosistemas fluviales son aguas corrientes que drenan el paisaje, e incluyen las interacciones bióticas (vivas) entre las plantas, los animales y los microorganismos, así como las interacciones físicas y químicas abióticas (no vivas) de sus numerosas partes[1][2] Los ecosistemas fluviales forman parte de redes de cuencas hidrográficas más grandes o cuencas de captación, en las que los arroyos de cabecera más pequeños drenan en arroyos de tamaño medio, que progresivamente drenan en redes fluviales más grandes. Las principales zonas de los ecosistemas fluviales están determinadas por el gradiente del lecho del río o por la velocidad de la corriente. Las aguas turbulentas que se mueven más rápido suelen contener mayores concentraciones de oxígeno disuelto, lo que favorece una mayor biodiversidad que las aguas lentas de los estanques. Estas distinciones constituyen la base de la división de los ríos en ríos de tierras altas y ríos de tierras bajas.
Las siguientes características unificadoras hacen que la ecología de las aguas corrientes sea única entre los hábitats acuáticos: el flujo es unidireccional, existe un estado de cambio físico continuo, hay un alto grado de heterogeneidad espacial y temporal en todas las escalas (microhábitats), la variabilidad entre los sistemas lóticos es bastante alta y la biota está especializada para vivir con las condiciones de flujo[3].
Ecosistema lacustre
Cómo citarLos sistemas acuáticos continentales suelen clasificarse como hábitats lénticos o lóticos. La mayoría de ellos son ambientes de agua dulce, aunque, dependiendo de las condiciones climáticas y geológicas locales, puede existir una amplia gama de salinidades, incluyendo las condiciones salobres características de los mares Caspio y Aral y las hipersalinidades del Gran Lago Salado de Utah y del Mar Muerto. Estos ecotopos pueden ser perennes o efímeros, estos últimos asociados principalmente a climas fuertemente estacionales, como en los cinturones de sabana (aproximadamente entre 8 y 18° N y S), o a subsuelos excepcionalmente porosos, o a terrenos cársticos.