Pérdida de biodiversidad en Madagascar
1. IntroducciónEn las últimas décadas, el movimiento conservacionista se ha centrado cada vez más en la conservación de los ecosistemas no sólo por sus valores de biodiversidad, sino también por su función de proporcionar beneficios a las personas, conocidos como servicios ecosistémicos (SE) [1]. Este nuevo enfoque ha sido impulsado por el reconocimiento de la magnitud de los beneficios de los ecosistemas para las personas y las economías, así como de las consecuencias de su pérdida [2]. Los gobiernos, las agencias de desarrollo y el sector privado también reconocen cada vez más la importancia de los ecosistemas en las políticas de sostenibilidad y desarrollo [3,4]. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, por ejemplo, reconocen explícitamente el papel de los ecosistemas en el apoyo al desarrollo social y económico [5].
Las evaluaciones de los servicios ecosistémicos son intrínsecamente complejas, debido a la variedad de características y procesos biofísicos que producen servicios, a las compensaciones entre servicios y a la complejidad de los factores socioeconómicos y políticos que influyen en el uso de los servicios ecosistémicos, como el acceso, la equidad y los valores de los distintos beneficiarios [20]. Al mismo tiempo, los procesos de toma de decisiones que podrían beneficiarse de los datos sobre los servicios ecosistémicos tienden a ser rápidos, y el tiempo y los recursos disponibles para llevar a cabo las evaluaciones son limitados. Por lo tanto, es necesario realizar evaluaciones de los servicios ecosistémicos que representen la complejidad de los mismos, a escalas espaciales adecuadas, pero que no sean tan costosas ni requieran tanto tiempo como para no ser prácticas.
Especies endémicas de Madagascar
1. IntroducciónEn las últimas décadas, el movimiento conservacionista se ha centrado cada vez más en la conservación de los ecosistemas no sólo por sus valores de biodiversidad, sino también por su función de proporcionar beneficios a las personas, conocidos como servicios ecosistémicos (SE) [1]. Este nuevo enfoque ha sido impulsado por el reconocimiento de la magnitud de los beneficios de los ecosistemas para las personas y las economías, así como de las consecuencias de su pérdida [2]. Los gobiernos, las agencias de desarrollo y el sector privado también reconocen cada vez más la importancia de los ecosistemas en las políticas de sostenibilidad y desarrollo [3,4]. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, por ejemplo, reconocen explícitamente el papel de los ecosistemas en el apoyo al desarrollo social y económico [5].
Las evaluaciones de los servicios ecosistémicos son intrínsecamente complejas, debido a la variedad de características y procesos biofísicos que producen servicios, a las compensaciones entre servicios y a la complejidad de los factores socioeconómicos y políticos que influyen en el uso de los servicios ecosistémicos, como el acceso, la equidad y los valores de los distintos beneficiarios [20]. Al mismo tiempo, los procesos de toma de decisiones que podrían beneficiarse de los datos sobre los servicios ecosistémicos tienden a ser rápidos, y el tiempo y los recursos disponibles para llevar a cabo las evaluaciones son limitados. Por lo tanto, es necesario realizar evaluaciones de los servicios ecosistémicos que representen la complejidad de los mismos, a escalas espaciales adecuadas, pero que no sean tan costosas ni requieran tanto tiempo como para no ser prácticas.
Biodiversidad en madagascar
Madagascar es uno de los países más ricos del planeta en biodiversidad. De hecho, Madagascar cuenta con una gran biodiversidad que alberga diversos ecosistemas terrestres (bosques, espacios agrícolas y praderas), acuáticos (humedales, aguas continentales) y marítimos y costeros.
Esta biodiversidad es tan importante por la variedad de su fauna y sus ecosistemas, de los que el 80% de las especies animales y vegetales son endémicas, y por sus excepcionales hábitats terrestres y acuáticos, que merece un énfasis especial.
Desde que la República de Madagascar se adhirió al FMAM, el país ha recibido importantes fondos de la organización, que han contribuido a movilizar la cofinanciación para llevar a cabo proyectos en el ámbito de la biodiversidad. Esta financiación ha contribuido de forma significativa a la creación y gestión de zonas terrestres protegidas, como los distintos parques nacionales, lo que ha reportado beneficios económicos como la creación de empleo para la población circundante y el desarrollo del ecoturismo. El FMAM sigue apoyando a Madagascar con su compromiso de aumentar el número de zonas marinas protegidas para [falta texto].
¿Qué tiene de único el ecosistema de Madagascar?
Madagascar es uno de los países más prioritarios del mundo para la conservación de la biodiversidad debido a su excepcional riqueza de especies, al elevado número de especies vegetales y animales únicas y a la magnitud de las amenazas a las que se enfrentan estos recursos de gran valor ecológico, cultural y económico. En Madagascar viven más especies únicas de plantas y animales que en todo el continente africano y más del ochenta por ciento de sus especies no se encuentran en ningún otro lugar de la Tierra. Debido a esta excepcional singularidad de las especies, la pérdida de una hectárea de bosque en este país puede tener un efecto mayor en la biodiversidad global que la pérdida de bosques en cualquier otro lugar de la Tierra, lo que hace que Madagascar sea posiblemente la mayor prioridad de biodiversidad del planeta.
Además de estas preocupaciones, los impactos previstos del cambio climático también amenazan el bienestar tanto de la biodiversidad del país como de sus habitantes. Dada su situación geográfica, Madagascar sufre regularmente potentes ciclones que dañan los ecosistemas y las infraestructuras, especialmente en las costas, y se prevé que el cambio climático aumente tanto su número como su gravedad. Además, el régimen de lluvias en algunas zonas del país se intensificará, lo que provocará un aumento de las inundaciones y la erosión, mientras que las precipitaciones en el sur disminuirán y serán más imprevisibles. La prolongada sequía en el sur ya ha causado grandes dificultades a los habitantes de la zona, y aún no se ha evaluado completamente el coste a largo plazo de los recursos biológicos de la región. El aumento de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera está provocando un incremento de la temperatura del mar y de los niveles de acidez de los océanos, que amenazan los ecosistemas coralinos y otros hábitats marinos de gran valor económico y ecológico. Por último, el aumento del nivel del mar en torno a Madagascar, que tiene el litoral más largo de todos los países de África, someterá a las comunidades y los hábitats a mayores daños por ciclones e inundaciones y puede obligar a muchas personas a abandonar permanentemente sus hogares.