Ecosistema terrestre

Una mejor transferencia a los gestores de los estudios que examinan el papel funcional de la diversidad de especies arbóreas se lograría abordando explícitamente dos eslabones que faltan: el efecto de las intervenciones de gestión en los mecanismos de coexistencia y las relaciones entre los mecanismos de coexistencia y las funciones del ecosistema.

Annals of Forest Science 75, 65 (2018). https://doi.org/10.1007/s13595-018-0750-6Download citationShare this articleAnyone you share the following link with will be able to read this content:Get shareable linkSorry, a shareable link is not currently available for this article.Copy to clipboard

Ecosistema artificial

La vida en un ecosistema suele consistir en la competencia por los recursos limitados, una característica de la teoría de la selección natural. La competencia en las comunidades (todos los seres vivos dentro de hábitats específicos) se observa tanto dentro de las especies como entre especies diferentes. Los recursos por los que compiten los organismos incluyen la materia orgánica de los organismos vivos o anteriormente vivos, la luz solar y los nutrientes minerales, que proporcionan la energía para los procesos vivos y la materia para formar las estructuras físicas de los organismos. Otros factores críticos que influyen en la dinámica de la comunidad son los componentes de su entorno físico y geográfico: la latitud de un hábitat, la cantidad de lluvia, la topografía (elevación) y las especies disponibles. Todas ellas son variables ambientales importantes que determinan qué organismos pueden existir en una zona concreta.

Ecosistema acuático

Por lo general, se acepta que un ecosistema es un sistema de interacción de la biota y su entorno físico asociado. Los ecologistas tienden a pensar en estos sistemas como identificables a muchas escalas diferentes con límites seleccionados para resaltar las interacciones internas y externas. En este sentido, un ecosistema acuático podría identificarse por el predominio del agua en la estructura interna y las funciones de una zona. Tales sistemas incluyen intuitivamente arroyos, ríos, estanques, lagos, estuarios y océanos. La mayoría de los ecologistas y reguladores medioambientales también incluyen los humedales con vegetación como miembros del conjunto de ecosistemas acuáticos, y muchos piensan en los sistemas de acuíferos subterráneos como miembros potenciales del conjunto. «Ecosistemas acuáticos y terrestres relacionados» es una frase que reconoce la imposibilidad de analizar los sistemas acuáticos sin tener en cuenta los vínculos con los entornos terrestres adyacentes.

La inclusión de «ecosistemas terrestres relacionados» para este estudio es un reflejo del estado de la ciencia que reconoce la multitud de procesos que vinculan los sistemas terrestres y acuáticos. Los ecologistas fluviales conocen desde hace tiempo las importantes conexiones entre los ríos y sus llanuras de inundación (Junk et al., 1989; Stanford et al., 1996). Los flujos de agua, nutrientes y sedimentos procedentes de las cuencas hidrográficas circundantes están muy influidos por las condiciones de la llanura de inundación. A la inversa, el valor del hábitat vegetal y animal de la llanura de inundación y el suministro de sedimentos y la fertilidad suelen estar determinados por la hidrología del río. Actualmente se entiende que este mismo tipo de relación entre el sistema terrestre y el acuático influye en muchas de las funciones de los humedales que motivan los esfuerzos de gestión (Wetzel, 2001). Los ecologistas de humedales han debatido durante años sobre el reconocimiento adecuado de la capacidad y la oportunidad de realizar funciones al realizar evaluaciones de los humedales. Un ejemplo clásico del debate se centra en dos humedales idénticos, uno en un paisaje forestal prístino y otro en un paisaje intensamente desarrollado. Se supone que ambos tienen capacidades internas equivalentes para secuestrar contaminantes, modificar las cargas de nutrientes y proporcionar hábitat, pero las condiciones del entorno hacen que la oportunidad de que se produzcan estas funciones difiera significativamente.

Ejemplos de ecosistemas mixtos 2021

En este artículo, presentamos dos estudios de caso independientes que proporcionaron asesoramiento táctico de gestión mediante el uso combinado de modelos EwE y evaluaciones de especies individuales en dos escenarios diferentes: (1) el menhaden del Atlántico en la costa este de los Estados Unidos (Anstead et al., 2020; Drew et al., 2020; Chagaris et al., este volumen) y (2) las poblaciones de peces comerciales en el Mar de Irlanda (Bentley et al., este volumen). En ambos casos, se desarrolló un enfoque que permitía incorporar los resultados de la modelización de los ecosistemas a la estructura de gestión existente, al tiempo que se conservaban los modelos de evaluación de una sola especie utilizados para apoyar la gestión actual. En ambos casos se consideraron múltiples modelos diferentes (incluyendo modelos de ecosistemas y multiespecies), y el EwE se consideró el más apropiado dados los objetivos de gestión y el estado de desarrollo de los modelos. Basándonos en el éxito de estos dos estudios de caso, proponemos utilizar modelos ecosistémicos o multiespecíficos para ajustar los puntos de referencia de una sola especie con el fin de tener en cuenta la comprensión del ecosistema a la hora de proporcionar asesoramiento de gestión. Denominamos Feco al objetivo de mortalidad por pesca revisado para destacar el componente ecosistémico del dictamen. Este enfoque es adecuado para tener en cuenta las consideraciones del ecosistema dentro de los marcos de gestión de una sola especie.

Por Nerea Pico

Bienvenid@, soy Nerea Pico. Te invito a leer mi blog, soy una apasionada de la naturaleza.