Impacto de las especies en la estabilidad del ecosistema

La estabilidad del ecosistema es un corolario importante de la sostenibilidad. Con el paso del tiempo, la estructura y la función de un ecosistema sano deberían permanecer relativamente estables, incluso frente a las perturbaciones. Si un estrés o una perturbación alteran el ecosistema, éste debería ser capaz de recuperarse rápidamente.

Una perturbación del ecosistema puede ser natural o inducida por el hombre. Un ejemplo de perturbación natural es un huracán o un tornado. Un ejemplo de perturbación antropogénica o inducida por el hombre es el laboreo o la aplicación de pesticidas.

La redundancia en la estructura y la función del ecosistema a menudo infiere estabilidad en un sistema. Por ejemplo, si hay más de una población (redundante) de microbios que convierten el amonio en nitrato y una perturbación acaba con una de las poblaciones, esa función (la nitrificación) seguirá siendo realizada por las poblaciones restantes.

Como los agroecosistemas tienen una diversidad estructural y funcional reducida, tienen menos capacidad de recuperación que los sistemas naturales (Gleissman, 1998). Los resultados esperados del sistema (rendimiento) no pueden sostenerse sin las aportaciones humanas, por lo que los seres humanos son parte integrante de los agroecosistemas.

Sucesión ecológica

La diversidad de especies tiene dos componentes principales: la riqueza de especies (el número de especies en una comunidad local) y la composición de especies (la identidad de las especies presentes en una comunidad). Aunque la mayoría de las investigaciones sobre la relación entre la diversidad y la estabilidad de los ecosistemas se han centrado en la riqueza de especies, es la variación en la composición de las especies la que proporciona la base mecánica para explicar la relación entre la riqueza de especies y el funcionamiento de los ecosistemas. Las especies difieren entre sí en el uso de los recursos, la tolerancia ambiental y las interacciones con otras especies, de modo que la composición de las especies tiene una gran influencia en el funcionamiento y la estabilidad del ecosistema.

Los modelos teóricos sugieren que podría haber múltiples relaciones entre la diversidad y la estabilidad, dependiendo de cómo definamos la estabilidad (revisado por Ives & Carpenter 2007). La estabilidad puede definirse a nivel de ecosistema; por ejemplo, un ganadero podría estar interesado en la capacidad de un ecosistema de pastizales para mantener la producción primaria de forraje para el ganado a lo largo de varios años que pueden variar en su temperatura y precipitación medias. La figura 1 muestra cómo la presencia de múltiples especies en una comunidad vegetal puede estabilizar los procesos del ecosistema si las especies varían en sus respuestas a las fluctuaciones ambientales, de manera que el aumento de la abundancia de una especie puede compensar la disminución de la abundancia de otra. Las comunidades biológicamente diversas también tienen más probabilidades de contener especies que confieren resiliencia a ese ecosistema porque, a medida que una comunidad acumula especies, hay más posibilidades de que alguna de ellas tenga rasgos que le permitan adaptarse a un entorno cambiante. Esas especies podrían amortiguar el sistema contra la pérdida de otras especies. Los científicos han propuesto la hipótesis del seguro para explicar este fenómeno (Yachi y Loreau 1999). En esta situación, la identidad de las especies -y los rasgos particulares de las mismas- son la fuerza motriz que estabiliza el sistema, más que la riqueza de especies per se (véase la figura 2).

Estabilidad de los ecosistemas pdf

La diversidad de especies tiene dos componentes principales: la riqueza de especies (el número de especies en una comunidad local) y la composición de especies (la identidad de las especies presentes en una comunidad). Aunque la mayoría de las investigaciones sobre la relación entre la diversidad y la estabilidad de los ecosistemas se han centrado en la riqueza de especies, es la variación en la composición de las especies la que proporciona la base mecánica para explicar la relación entre la riqueza de especies y el funcionamiento de los ecosistemas. Las especies difieren entre sí en el uso de los recursos, la tolerancia ambiental y las interacciones con otras especies, de modo que la composición de las especies tiene una gran influencia en el funcionamiento y la estabilidad del ecosistema.

Los modelos teóricos sugieren que podría haber múltiples relaciones entre la diversidad y la estabilidad, dependiendo de cómo definamos la estabilidad (revisado por Ives & Carpenter 2007). La estabilidad puede definirse a nivel de ecosistema; por ejemplo, un ganadero podría estar interesado en la capacidad de un ecosistema de pastizales para mantener la producción primaria de forraje para el ganado a lo largo de varios años que pueden variar en su temperatura y precipitación medias. La figura 1 muestra cómo la presencia de múltiples especies en una comunidad vegetal puede estabilizar los procesos del ecosistema si las especies varían en sus respuestas a las fluctuaciones ambientales, de manera que el aumento de la abundancia de una especie puede compensar la disminución de la abundancia de otra. Las comunidades biológicamente diversas también tienen más probabilidades de contener especies que confieren resiliencia a ese ecosistema porque, a medida que una comunidad acumula especies, hay más posibilidades de que alguna de ellas tenga rasgos que le permitan adaptarse a un entorno cambiante. Esas especies podrían amortiguar el sistema contra la pérdida de otras especies. Los científicos han propuesto la hipótesis del seguro para explicar este fenómeno (Yachi y Loreau 1999). En esta situación, la identidad de las especies -y los rasgos particulares de las mismas- son la fuerza motriz que estabiliza el sistema, más que la riqueza de especies per se (véase la figura 2).

Resiliencia ecológica

Se dice que un ecosistema posee estabilidad ecológica (o equilibrio) si es capaz de volver a su estado de equilibrio tras una perturbación (capacidad conocida como resiliencia) o no experimenta grandes cambios inesperados en sus características a lo largo del tiempo[1] Aunque los términos estabilidad de la comunidad y estabilidad ecológica se utilizan a veces indistintamente,[2] la estabilidad de la comunidad se refiere sólo a las características de las comunidades. Es posible que un ecosistema o una comunidad sean estables en algunas de sus propiedades e inestables en otras. Por ejemplo, una comunidad vegetal en respuesta a una sequía puede conservar la biomasa pero perder biodiversidad[3].

Los sistemas ecológicos estables abundan en la naturaleza y la literatura científica los ha documentado en gran medida. Los estudios científicos describen principalmente las comunidades vegetales de los pastizales y las comunidades microbianas[4]. No obstante, es importante mencionar que no todas las comunidades o ecosistemas de la naturaleza son estables (por ejemplo, los lobos y los alces de la Isla Royale). Además, el ruido desempeña un papel importante en los sistemas biológicos y, en algunos escenarios, puede determinar totalmente su dinámica temporal.

Por Nerea Pico

Bienvenid@, soy Nerea Pico. Te invito a leer mi blog, soy una apasionada de la naturaleza.