Animales en España
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Modelizar la dinámica de los bosques mediterráneos a gran escala es un reto. Pero los científicos están creando modelos de simulación para ayudarnos a entender mejor la orientación futura de estos ecosistemas y cómo gestionarlos mejor.
A lo largo de la historia, los bosques mediterráneos han sido muy modificados por la acción humana y su situación actual es el resultado de un impacto constante que ha alterado los ecosistemas de múltiples maneras. A principios del siglo XX, se consideraba que los paisajes forestales de España se encontraban en un estado deplorable tras siglos de deforestación, agricultura y usos silvícolas del suelo. Para hacer frente a esta situación, se puso en marcha una intensa política de repoblación forestal, convirtiendo casi 4 millones de hectáreas de terreno baldío en plantaciones de pinos (en su mayoría). El objetivo de esta política de reforestación era frenar las altas tasas de erosión derivadas del abandono de las tierras agrícolas y, finalmente, transformar estas zonas en ecosistemas forestales. Más concretamente, el plan de reforestación pretendía establecer pinos sólo como etapa intermedia antes de que pudieran surgir sistemas más diversos. Sin embargo, a lo largo de los años se ha echado en falta una gestión adecuada para alcanzar este objetivo. Como resultado, las actuales plantaciones de pinos en España muestran a menudo altas densidades de rodales y bajos niveles de biodiversidad. Esta situación no es ideal porque en estas masas muy densas sólo una pequeña parte de la luz disponible es capaz de llegar al sotobosque, comprometiendo la regeneración natural y la estabilidad futura de estos ecosistemas. En las zonas donde las condiciones de luz permiten la regeneración y donde las semillas de otras especies de árboles se dispersan desde los rodales cercanos, aparece tímidamente un bosque mixto.
España biodiversidad
Los servicios ecosistémicos (SE) son las condiciones y procesos a través de los cuales los ecosistemas naturales y las especies que los habitan apoyan la supervivencia de la especie humana (Daily, 1997; Duarte, 2000). Estas condiciones y procesos mantienen, a nivel global, la biodiversidad y la producción de bienes y servicios que contribuyen al bienestar humano (Costanza et al., 1997; Naidoo et al., 2008).
Los servicios ecosistémicos se definen como las contribuciones de la estructura y la función de los ecosistemas (en combinación con otras aportaciones manufacturadas, sociales y financieras) al bienestar humano (Burkhard et al., 2012; Burkhard y Maes, 2017). Y el bienestar humano se entiende como el estado de una persona en el que, una vez cubiertos los requerimientos materiales más esenciales que conducen al buen funcionamiento de su actividad somática y psíquica, se consigue una vida buena, tranquila y digna sin sobrepasar los límites biofísicos de los ecosistemas (Santos-Martín et al., 2015).
Los seres humanos están profundamente conectados con los océanos (Ruiz-Frau et al., 2020). Los servicios de los ecosistemas marinos (MES), como el suministro de alimentos, la regulación del clima o la creación de oportunidades de ocio y recreo, son elementos fundamentales para el mantenimiento del bienestar humano (McMichael et al., 2005; Selig et al., 2019; Ruiz-Frau et al., 2020). Los beneficios para la salud ligados a la vida en la costa y a la práctica del turismo en el mar, es también uno de los principales beneficios que aportan los ecosistemas marinos a la salud y el bienestar de las personas (Lloret, 2010).
Bosques de coníferas ibéricos
El Reino de España está situado en la Península Ibérica, en la región suroccidental de Europa, con varios pequeños territorios a lo largo de la costa norteafricana y en el Océano Atlántico. España limita con el Mar Mediterráneo, Francia, Andorra, Portugal y el Océano Atlántico. España es el 52º país más grande del mundo, con una superficie total de 505.992 kilómetros cuadrados, incluyendo islas como las Baleares y las Canarias, en los océanos Mediterráneo y Atlántico respectivamente. El territorio continental es montañoso, dominado por cadenas montañosas y altiplanos. España tiene tres zonas climáticas, con climas mediterráneo, semiárido y oceánico, respectivamente. El país se divide a su vez en varias zonas ecológicas, algunas de las más destacadas se ven a continuación.
Los bosques de coníferas ibéricos de España cubren partes de varias cordilleras del país, como las de Gudar, Cazorla, Baza, Sierra Nevada y Javalambre. La ecorregión se caracteriza por una elevada pluviosidad anual, que oscila entre los 1.100 y los 1.500 milímetros, acompañada de la caída de nieve durante el invierno. El rango de temperaturas oscila entre -50 Celsius y 00 Celsius. Debido a la elevada altitud de esta ecorregión, las zonas forestales se dividen en una zona de coníferas y otra de frondosas mixtas. El pino endémico de Salzmann, el pino rodeno y el pino marítimo dominan las especies arbóreas del dosel del bosque de coníferas. Los bosques de coníferas ibéricos albergan diversas especies de fauna, entre ellas más de 150 especies de aves, varios mamíferos en peligro de extinción como la cabra montés y el lobo, anfibios y especies de reptiles. La construcción de carreteras y ferrocarriles y las instalaciones de esquí son las principales amenazas para esta ecorregión.
Cuál es el principal ecosistema de España
Además de las cinco zonas climáticas principales, se pueden encontrar otras subzonas notables, como el clima subtropical húmedo en amplias zonas de la mitad norte de Cataluña hasta Barcelona, la provincia de Huesca y el norte de Navarra. El clima continental seco en toda España en las zonas más altas (sobre todo en Sierra Nevada y en las zonas más altas del centro-norte de España), el clima alpino y el clima subártico en las zonas más altas de las distintas cordilleras del norte de España (sobre todo en la Cordillera Cantábrica y en los Pirineos), un clima tropical en las zonas costeras de las Islas Canarias y un clima desértico cálido en el litoral sureste y en las zonas orientales de las Islas Canarias, sobre todo en los alrededores de Almería y Las Palmas[1].
El clima mediterráneo cálido-veraniego Csa se encuentra en la mayor parte de la costa mediterránea de España, desde la frontera con Portugal hasta la frontera con Francia, con algunas excepciones. También se extiende por el interior de Andalucía y Extremadura. Se caracteriza por veranos secos y calurosos e inviernos suaves con heladas poco frecuentes en las localidades del interior con este clima[5] Los veranos son calurosos, los inviernos suaves y la mayor parte de las precipitaciones caen en otoño. Ejemplos de ciudades con clima Csa son Málaga, Valencia, Palma o Sevilla.