¿Podemos salvar el clima?
Aunque el término es bastante nuevo, nuestra conexión con la naturaleza no lo es. Dependemos de la naturaleza para sobrevivir: sin ecosistemas sanos, el agua que bebemos no está limpia ni el aire que respiramos. También disfrutamos de la naturaleza… los estudios demuestran que las personas que pasan tiempo en la naturaleza tienden a ser más felices que las que no lo hacen. Incluso puede actuar como un antidepresivo natural. Con la industria y la expansión urbana a un ritmo sin precedentes, los servicios de los ecosistemas intentan traducir los beneficios que recibimos de la naturaleza en términos económicos para que podamos entender mejor las compensaciones que estamos haciendo entre la naturaleza y el desarrollo industrial.
Entender la naturaleza en términos económicos, aunque no es perfecto, nos permite poner todo en la misma unidad de comparación. A pesar de que la naturaleza es una parte tan integral de la existencia humana, a veces es una idea tardía en la economía actual. La naturaleza y el dinero a menudo compiten entre sí, por lo que, para establecer una mayor igualdad de condiciones, los economistas medioambientales han tratado de salvar esta distancia asignando un valor monetario a los beneficios que proporciona la naturaleza.
Cómo destruimos el ecosistema
Cuarta pregunta: ¿Debemos cambiar fundamentalmente de rumbo para conservar los ecosistemas en un clima cambiante? ¿Debemos adoptar un enfoque fundamentalmente diferente para conservar los ecosistemas y sus servicios en un clima cambiante?
Los autores defienden la necesidad de un cambio fundamental en la forma de valorar y gestionar los ecosistemas debido a las amenazas que supone la intensificación de las múltiples presiones derivadas de un clima cambiante y la demanda insostenible de servicios de los ecosistemas. Señalan que los complejos escenarios políticos dificultan el consenso sobre soluciones viables y que los ecosistemas son un bien infravalorado en el actual modelo económico y en el proceso de toma de decisiones políticas. Describiendo los ecosistemas como el vínculo «win-win-win» entre la mitigación, la adaptación y la sostenibilidad, proponen cuatro estrategias para priorizar la protección de los ecosistemas.
Mientras que las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por el hombre siguen aumentando, la capacidad global de absorberlas está disminuyendo debido a la degradación de los ecosistemas. La continuación de este desequilibrio conducirá a la inestabilidad climática y reducirá los servicios esenciales de los ecosistemas. Una valoración, protección y gestión adecuadas de los ecosistemas del mundo permitirán alcanzar dos objetivos vitales:
¿Qué puedes hacer para proteger el medio ambiente?
¿Estás seguro de que sabes cómo proteger el medio ambiente? Muchos creemos que llevamos una vida respetuosa con la naturaleza, pero nuestros hábitos de consumo nos delatan. Muchos pequeños hábitos que parecen sostenibles son en realidad contaminantes. Te mostramos los cinco errores más perjudiciales para la salud de nuestro planeta.
Si en 2050 hay 9.600 millones de habitantes en la Tierra, como prevé la Organización de las Naciones Unidas (ONU), necesitaremos casi tres planetas de recursos naturales para poder abastecer nuestras necesidades y vivir como lo hacemos ahora. Pero sólo hay una Tierra y, por tanto, todo lo que hagamos por ella, por pequeño que sea, tiene una gran importancia.
Estos alimentos son esenciales para nuestra dieta, aunque no son muy saludables para el entorno natural. En un informe de 2018, Greenpeace alertaba de que el 14,5% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) provienen de la ganadería industrial. La industria cárnica, por ejemplo, afecta negativamente al uso de la tierra, ya que entre el 75 y el 80% de las tierras agrícolas del mundo se utilizan para la ganadería. Pero si esta misma tierra se utilizara para el cultivo de verduras, podría haber comida para 4.000 millones de personas más.
¿Qué puedes hacer para proteger el medio ambiente?
¿Qué podemos hacer como individuos para ayudar a frenar la pérdida de biodiversidad? Dado que el consumo de recursos es una de las causas principales de la pérdida de biodiversidad, podemos consumir menos y ser más conscientes de lo que consumimos. Tenemos que aprovechar nuestro poder adquisitivo para ayudar a proteger la biodiversidad consumiendo productos que no dañen el medio ambiente. Las ecoetiquetas permiten a los consumidores determinar qué productos son ecológicos, seguros y ambientalmente sostenibles. Pero como han surgido tantas ecoetiquetas -en 2010 había 400 certificaciones de sostenibilidad diferentes en todo el mundo-, pueden resultar confusas. He aquí algunas de las ecoetiquetas más fiables y respetadas que hay que buscar.
USDA Organic – El sello USDA Organic, otorgado por el Departamento de Agricultura de EE.UU., certifica que los productos crudos, frescos y procesados son 100 por ciento orgánicos o «orgánicos» (que contienen 95 por ciento de ingredientes producidos orgánicamente). Los cultivos ecológicos deben ser criados sin pesticidas convencionales, fertilizantes a base de petróleo o lodos de depuradora. Los animales deben alimentarse con piensos ecológicos, tener acceso al aire libre y no pueden recibir antibióticos ni hormonas de crecimiento. La ingeniería genética está prohibida. En general, todas las sustancias naturales (no sintéticas) están permitidas en la producción ecológica y todas las sustancias sintéticas están prohibidas. Los productos de cuidado personal y cosméticos también pueden ser etiquetados como ecológicos si cumplen los criterios del USDA/Programa Nacional Ecológico.