Qué se entiende por resiliencia del ecosistema

La termodinámica se refiere al estudio de la energía y la transferencia de energía que implica a la materia física. La materia y su entorno relevante para un caso particular de transferencia de energía se clasifican como un sistema, y todo lo que está fuera de ese sistema se llama el entorno. Por ejemplo, al calentar una olla de agua en la estufa, el sistema incluye la estufa, la olla y el agua. La energía se transfiere dentro del sistema (entre la estufa, la olla y el agua). Hay dos tipos de sistemas: abiertos y cerrados. Un sistema abierto es aquel en el que la energía puede transferirse entre el sistema y su entorno. El sistema de la estufa es abierto porque el calor puede perderse en el aire. Un sistema cerrado es aquel que no puede transferir energía a su entorno.

Los organismos biológicos son sistemas abiertos. La energía se intercambia entre ellos y su entorno, ya que consumen moléculas que almacenan energía y liberan energía al entorno al realizar un trabajo. Como todas las cosas del mundo físico, la energía está sujeta a las leyes de la física. Las leyes de la termodinámica rigen la transferencia de energía en y entre todos los sistemas del universo.

Explique por qué un ecosistema natural es tanto un sistema abierto como un sistema cerrado.

El término se utiliza con mayor frecuencia para describir pequeños ecosistemas creados por el hombre. Estos sistemas son científicamente interesantes y pueden servir potencialmente como sistema de soporte vital durante los vuelos espaciales, en estaciones espaciales o hábitats espaciales[1].

En un sistema ecológico cerrado, cualquier producto de desecho producido por una especie debe ser utilizado por al menos otra especie. Si el propósito es mantener una forma de vida, como un ratón o un ser humano, los productos de desecho como el dióxido de carbono, las heces y la orina deben convertirse finalmente en oxígeno, alimento y agua.

Un sistema ecológico cerrado debe contener al menos un organismo autótrofo. Aunque tanto los organismos quimiótrofos como los fotótrofos son plausibles, casi todos los sistemas ecológicos cerrados hasta la fecha se basan en un autótrofo como las algas verdes.

Los jardines de botellas y las ecoesferas de acuario son recipientes de cristal parcial o totalmente cerrados que son ecosistemas cerrados autosuficientes que pueden fabricarse o comprarse. Pueden incluir camarones diminutos, algas, grava, conchas decorativas y gorgonias[5].

Ejemplo de ecosistema abierto

El término se utiliza con mayor frecuencia para describir pequeños ecosistemas creados por el hombre. Estos sistemas son científicamente interesantes y pueden servir potencialmente como sistema de soporte vital durante los vuelos espaciales, en estaciones espaciales o hábitats espaciales[1].

En un sistema ecológico cerrado, cualquier producto de desecho producido por una especie debe ser utilizado por al menos otra especie. Si el propósito es mantener una forma de vida, como un ratón o un ser humano, los productos de desecho como el dióxido de carbono, las heces y la orina deben convertirse finalmente en oxígeno, alimento y agua.

Un sistema ecológico cerrado debe contener al menos un organismo autótrofo. Aunque tanto los organismos quimiótrofos como los fotótrofos son plausibles, casi todos los sistemas ecológicos cerrados hasta la fecha se basan en un autótrofo como las algas verdes.

Los jardines de botellas y las ecoesferas de acuario son recipientes de cristal parcial o totalmente cerrados que son ecosistemas cerrados autosuficientes que pueden fabricarse o comprarse. Pueden incluir camarones diminutos, algas, grava, conchas decorativas y gorgonias[5].

Definición de ecosistema abierto

La regulación de los ecosistemas digitales sólo podría justificarse si se identifican los fallos del mercado. Los ecosistemas se componen de varios «ladrillos» con papeles diferentes pero cuyas funciones son muy interdependientes, lo que el análisis económico debe tener en cuenta. Un primer ladrillo es el de las aplicaciones y los contenidos, cuya economía está marcada por los efectos de escala y de red, tanto directos como indirectos. Por ejemplo, el valor de una aplicación suele ser mayor cuanto más usuarios tiene. Esto ocurre con las redes sociales o los juegos en línea, pero también con ciertas aplicaciones de uso personal. En el mundo de las aplicaciones, la búsqueda de la diferenciación (vertical y horizontal) es natural y las innovaciones son constantes, lo que lleva tanto al éxito como al fracaso. El sistema operativo (SO) es el segundo ladrillo. Es el corazón del ecosistema, la correa de transmisión entre los usuarios y las aplicaciones, que determina el valor de los contenidos y las aplicaciones por parte de los usuarios. Los sistemas operativos también están en constante innovación; los efectos de la conexión directa en red son evidentes. Por último, el tercer ladrillo, el dispositivo, no lo fabrica necesariamente el mismo fabricante que el SO, no hay necesariamente una relación exclusiva entre ambos, pero sus respectivas evoluciones deben ir de la mano.

Por Nerea Pico

Bienvenid@, soy Nerea Pico. Te invito a leer mi blog, soy una apasionada de la naturaleza.