Importancia de los servicios de los ecosistemas
Los seres humanos dependen en gran medida de los bienes proporcionados por los ecosistemas naturales y gestionados. Estos bienes y otros beneficios que los ecosistemas proporcionan a la humanidad se denominan colectivamente servicios de los ecosistemas. Las actividades antropogénicas afectan a la diversidad de los organismos que se encuentran en los ecosistemas por encima y por debajo del suelo y, por tanto, influyen en la prestación de los servicios de los ecosistemas. En consecuencia, ha aumentado el interés científico por la relación entre la biodiversidad y la prestación de servicios ecosistémicos, pero la investigación se ha centrado principalmente en los sistemas aéreos. A continuación, haremos una breve introducción a la importancia de los servicios ecosistémicos que prestan los suelos para el bienestar de los seres humanos y mostraremos cómo la biota del suelo contribuye a la prestación de servicios ecosistémicos. A continuación, exploraremos la relación entre la biodiversidad del suelo y los servicios ecosistémicos, y discutiremos por qué la biodiversidad podría influir teóricamente en el ritmo y la estabilidad de la provisión de servicios ecosistémicos.
El término «servicios de los ecosistemas» se definió en la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (MEA 2005) como «los beneficios que las personas obtienen de los ecosistemas», tanto naturales como gestionados. Estos servicios pueden clasificarse como provisionales, reguladores, culturales o de apoyo, también denominados procesos de apoyo (Tabla 1). Las tres primeras categorías tienen un impacto directo en el bienestar humano, mientras que la última tiene un impacto indirecto al apoyar los servicios provisionales, reguladores y culturales. Para simplificar, nos referiremos a todas las categorías como servicios a lo largo de este artículo. Sin embargo, todos estos servicios, ya sean directos o indirectos, son esenciales para la vida humana y el bienestar de los seres humanos (Costanza et al. 1997, Daily et al. 1997, Wall 2004, MEA 2003, 2005).
Apoyo a los servicios de los ecosistemas
Un ecosistema (o sistema ecológico) está formado por todos los organismos y el entorno físico con el que interactúan[2]: 458 Estos componentes bióticos y abióticos están vinculados entre sí a través de los ciclos de nutrientes y los flujos de energía. La energía entra en el sistema a través de la fotosíntesis y se incorpora al tejido vegetal. Al alimentarse de las plantas y entre sí, los animales desempeñan un papel importante en el movimiento de la materia y la energía a través del sistema. También influyen en la cantidad de biomasa vegetal y microbiana presente. Al descomponer la materia orgánica muerta, los descomponedores devuelven el carbono a la atmósfera y facilitan el ciclo de los nutrientes al convertir los nutrientes almacenados en la biomasa muerta en una forma que puede ser utilizada fácilmente por las plantas y los microbios.
Los ecosistemas están controlados por factores externos e internos. Los factores externos, como el clima, el material parental que forma el suelo y la topografía, controlan la estructura general de un ecosistema, pero no están influidos por él. Los factores internos están controlados, por ejemplo, por la descomposición, la competencia de las raíces, el sombreado, las perturbaciones, la sucesión y los tipos de especies presentes. Mientras que las entradas de recursos suelen estar controladas por procesos externos, la disponibilidad de estos recursos dentro del ecosistema está controlada por factores internos. Por lo tanto, los factores internos no sólo controlan los procesos del ecosistema, sino que también son controlados por ellos.
Capital natural
Los economistas suelen utilizar el término «capital» para describir una reserva de cualquier cosa que tenga la capacidad de generar un flujo (normalmente de bienes y servicios) que beneficie a las personas y sea valorado por ellas. La aparición del concepto de capital natural en las últimas décadas refleja el reconocimiento de que los sistemas medioambientales desempeñan un papel fundamental en la determinación de la producción económica y el bienestar humano, ya que proporcionan recursos y servicios y absorben emisiones y residuos.
El capital natural es la más fundamental de las formas básicas de capital (es decir, el manufacturado, el humano, el social y el natural), ya que proporciona las condiciones básicas para la existencia humana. Estas condiciones incluyen suelos fértiles, bosques multifuncionales, tierras y mares productivos, agua dulce de buena calidad y aire limpio. También incluyen servicios como la polinización, la regulación del clima y la protección contra las catástrofes naturales (UE, 2013). El capital natural establece los límites ecológicos de nuestros sistemas socioeconómicos; es a la vez limitado y vulnerable.
El «flujo» que proporciona el capital natural se presenta en forma de servicios ecosistémicos. Los servicios ecosistémicos son las contribuciones que los ecosistemas hacen al bienestar humano (figura 3.1). Las principales categorías son los servicios de aprovisionamiento (por ejemplo, biomasa, agua, fibra); los servicios de regulación y mantenimiento (por ejemplo, formación del suelo, control de plagas y enfermedades); y los servicios culturales (por ejemplo, las interacciones físicas, intelectuales, espirituales y simbólicas con los ecosistemas, los paisajes terrestres y marinos) (CICES, 2013). Estos tres tipos de servicios se apoyan en los servicios de apoyo (por ejemplo, el ciclo de los nutrientes) y se prestan a distintas escalas, desde la mundial (por ejemplo, la regulación del clima) hasta la local (por ejemplo, la protección contra las inundaciones).
Servicios de los ecosistemas
Las zonas septentrionales del planeta y, en particular, el Ártico, se han calentado el doble de rápido que la media mundial durante el último siglo (ACIA 2005, IPCC 2013), y los modelos indican que el calentamiento continúa. El cambio climático afecta a los ecosistemas, así como a los medios de vida y el bienestar de los seres humanos (ACIA 2005, Hovelsrud y Smit 2010). Los servicios de los ecosistemas, definidos como los beneficios que los seres humanos obtienen de los ecosistemas (MA 2005a) y que utilizan para su bienestar (Fisher et al. 2009), engloban la dependencia humana de los ecosistemas y es probable que cambien junto con el clima (Mooney et al. 2009).
Nuestro objetivo en este estudio es proyectar cómo afectará el cambio climático durante el siglo XXI a la provisión de bienes y servicios renovables ofrecidos por los ecosistemas naturales y seminaturales de agua dulce y terrestres y considerados importantes por las comunidades locales de la región de Barents. Basándonos en una evaluación de expertos, nos centramos en las prácticas de utilización de recursos renovables relacionadas con la producción de madera, productos derivados del reno, especies de caza y pesca, bayas y setas, biodiversidad y actividades culturales. Se excluyeron los servicios de los ecosistemas marinos y las zonas en las que la superficie ha sido completamente transformada por la acción humana, como los sistemas agrícolas y urbanos, así como los servicios que sólo son importantes a gran escala, como el papel del secuestro de carbono para mitigar el cambio climático global.